En defensa de nuestros derechos, fuera charros de la sección 39 del SNTE
En Colima, la falta de experiencias en la lucha social lleva a que grupos populares en defensa o promoción de sus intereses evadan reconocer que sus acciones implican per se situación política, como peticionarios de solución a sus demandas.
Los maestros de la sección 39 son ejemplo claro de lo señalado. Por largo tiempo han estado bajo la sombra de los diferentes gobiernos locales, quizá desde 1943 en que se constituyó el SNTE. Desde entonces, han vivido un extenuante dominio corporativo por la cercanía territorial con la patronal.
El control ha incluido, además de represión y amenazas, el paternalismo, mismo que incluye canonjías a cambio de subordinación. Las plazas de trabajo a cambio de apoyo político. El silencio a cambio de la promoción. El compadrazgo a cambio de apoyo al líder charro.
Antes de que los avances político electorales con la instalación en los gobiernos de partidos de diferentes signo político, los maestros eran los soldados del PRI-Estado, después se conjugaron dichos cambios con la política neoliberal que trajo la transición de los que esa visión llama el Estado Obeso al Estado light. Inició desde entonces una ofensiva contra los derechos de los trabajadores y un charrismo paralizado y asustado.
El magisterio se vio obligado por estrategia y por la dinámica misma de la lucha a unir fuerzas para defender la caída de sus salarios, para esa defensa salarial y demás prestaciones aparece en Chiapas en el mes de diciembre de 1979 la CNTE, dando inicio al proceso de desaparición-integración a esta corriente de maestros que formaban parte de otras corrientes minoritarias, muchas vinculadas a partidos políticos de izquierda socialista.
En Colima éste proceso fue muy lento, fue aquí donde se dejaron sentir los últimos estertores del régimen político posrevolucionario, que hoy lo viven los maestros de la sección 39 sin entender la nueva situación que viven y por ende, sin saber cómo afrontarla. En la entidad no hay antecedentes previos al nacimiento de la CNTE de otras corrientes magisteriales, habla de la falta de experiencia en la lucha social.
El primer error de la corriente “Somos la Base” es hacer eco en sus filas de la visión negativa que la autoridad gubernamental y medios de comunicación reproducen contra la unidad magisterial representada en la CNTE. Los maestros caen en la trampa y presentan el frente de lucha en el escenario político como uno aséptico -”Somos la Base”- que reproduce un fuerte sectarismo que debilita al mismo tiempo su fuerza e impide levantar un proyecto de lucha.
Esta “corriente” de opinión coyuntural llamada “Somos la Base”, segùn creen, en la medida en que sus planteamientos ante autoridad sean presentados de manera modosa sin tocar aristas sensibles, serán atendidos. Grave error. Un ejemplo son las acciones de “presión” usadas, como “trabajar bajo protesta”, para presionar a la autoridad gubernamental para cubrir sus pagos salariales correspondientes a 2 meses, han fracasado.
En lugar de desnudar al charrismo sindical para que los trabajadores de la educación se eduquen en la misma lucha y reconozcan quienes son sus amigos y quiénes sus enemigos, la dirigencia de “Somos la Base” únicamente se atreve a acusar al charro Valladares de falta de liderazgo y poder de convocatoria, cuando, en verdad, el asunto central es la falta de democracia para convertir a la sección 39 en verdadero instrumento de lucha para la defensa del salario y conquistas sindicales. ¡¡A preparar el paro magisterial¡¡
El grito de lucha que deben enarbolar el magisterio colimense es: ¡¡Pago, ya¡¡ ¡¡fuera charros¡¡ ¡¡A defender los servicios médicos¡¡ ¡¡Exigimos democracia sindical, ya¡¡ El cambio de comité directivo sindical y un nuevo gobierno no abre un escenario promisorio. Hay que aprender que nuestros derechos son conquistas de nuestras luchas, y la defensa de ellos será posible con la unidad democrática y una sección combativa.