El Insurgente
7 min readMay 26, 2021

Por: Jesús Cuevas Cortés, Josué N. De la Vega M. /Bloque Popular

1.- Para entender al Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC) hay que ubicarlo en su contexto social y político de su nacimiento y conocer la estructura que actualmente tiene y los obstáculos que enfrentan quienes deseen abrir los espacios de participación electoral de los trabajadores universitarios.

2.- El SUTUC nace en el año de 1980, es decir al final del periodo de auge del sindicalismo universitario que inicia con la formación del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la UNAM (STEUNAM) en 1972, desde entonces surgen una treintena de sindicatos universitarios en diversos centros públicos y privados de educación superior, una etapa importante que permitió por primera vez, en la gran mayoría de la universidades con presencia de un sindicato independiente de la patronal y del Estado, la firma de un Contrato Colectivos de Trabajo en el que se fijan normas de contratación, permanencia y promoción del personal, fracturando el control caciquil que las autoridades universitarias han mantenido.

Por la presencia del recuerdo histórico del movimiento estudiantil de 1968, la burocracia política y las autoridades universitarias emprendieron entonces una guerra que combinaba distintos tipos de tácticas, entre ellas el reconocimiento “de hecho” del sindicato, de manera que lo obligan a actuar en los linderos del abismo de la “ilegalidad”. Simultáneamente, ante el peligro de perder el control de las instituciones, la patronal universitaria impulsa la formación de sindicatos patronales conocidos como sindicatos “blancos” y finalmente, en caso de estallar la huelga, se maniobraba legalmente para alargar el conflicto, desgastar a los trabajadores y llegar al despido. Se llegó al extremo de que dueños de una institución educativa cerraron por años la instalación universitaria con el objetivo de impedir la presencia sindical, como sucedió en la Universidad De las Américas (UDLA), o despiden al personal administrativo y de servicios que intenta sindicalizarse, como fue el caso de la Universidad Anáhuac propiedad de los Misioneros de Cristo y en el Colegio de México centro de educación pública, por señalar algunos. Más una reforma en 1980 al artículo 123 constitucional, mermó la fuerza del llamado sindicalismo universitario e impidió la formación de un sindicato único nacional universitario (SUNTU), con lo que se alentó la fractura sindical y la promoción del sindicalismo blanco dando nacimiento a “organizaciones” como las AAPAUNAM.

3.- En este contexto nacional es formado el SUTUC, siguiendo las directrices del conclave de rectores reunidos en la ANUIES para contener y diezmar al sindicalismo independiente en los centros de educación, con ello, desde la rectoría de la Universidad de Colima, siendo su titular en ese entonces el Lic. Humberto Silva Ochoa, se promueve y organiza el sindicato de la institución, con una estructura débil y antidemocrática que desaliente su funcionamiento. De manera que, por ejemplo, del total de carteras, únicamente están en funciones la secretaría general y la secretaría de organización para atender algunos asuntos sindicales, el resto son de relleno.

La secretaria general ha sido ocupada por personas muy cercanas –por amistad o relación familiar- al rector en turno, excepto el penúltimo que fue otorgado por el secretario general predecesor, mientras el último de ellos –todavía en funciones- ascendió por un golpe de estado planeado y ejecutado desde la rectoría de Eduardo Hernández Nava. El promedio de estadía en la secretaria general ha sido de ocho años, a excepción del primero que estuvo 17 en el cargo.

En complemento con lo anterior, el ingreso, la permanencia y promoción de los trabajadores administrativos, de servicios y docentes siempre ha estado en manos de la patronal, que además decide cuáles son los puestos de confianza y los puestos sindicalizados sin la mínima intervención de la organización. No hablemos de los comités delegacionales que son espectros fantasmales, que, aunado a ello, aceptan sin reparo que los altos funcionarios universitarios intervengan en asuntos sindicales, con la complicidad del Comité Ejecutivo Central del SUTUC, por impartir docencia que es cubierta con cheque diferente al de sus funciones principales, a cuyo monto se le deduce la cuota sindical. Bajo esa falsedad, son considerados trabajadores de base en el centro de trabajo en que tienen funciones docentes.

Con esta estructura y tipo de relación laboral se vacía al SUTUC de capacidad de mediación entre el trabajador y el patrón, lo que explica que la patronal presuma que la institución nunca ha tenido una sola huelga y que solo en una ocasión ha interpuesto un emplazamiento a huelga, resuelto con el golpe de estado al secretario general en turno, Leonardo Gutiérrez Chávez.

4.- En estos momentos el sindicato de la casa de estudios está en pleno proceso electoral para elegir al nuevo Comité Ejecutivo Central para el periodo 2022–2025, con la nueva disposición sobre el proceso electoral introducida en la Ley Federal del Trabajo, que fue incluida en el estatuto sindical. Para el tipo de vida del SUTUC, estas reformas a la ley son un gran avance que descuadra a la estructura original, de manera que los burócratas sindicales y las autoridades de la Universidad de Colima tratan de bloquear con mañas jurídicas y políticas para impedir sobresaltos que hagan del sindicato un verdadero instrumento de negociación de los trabajadores administrativos y de servicios. El personal académico, con la ley de educación superior, queda excluido en su contratación, permanencia y promoción de la intervención sindical y continúa bajo los caprichos administrativos de la patronal.

5.- Ante la situación de la pandemia del COVID, la dirigencia sindical en funciones solicitó y obtuvo en dos momentos prórroga ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la entidad para que el Comité Ejecutivo Central (CEC) del sindicato permanezca en funciones previo al cumplimiento estatutario para la realización del proceso electoral en que habrá de elegirse una nueva dirigencia. Situación que no tiene objeción puesto que es de sobra conocido y evidenciable los efectos de la pandemia a la población. Lo que, sin embargo, es de llamar la atención es la autorización de la Junta Local al CEC de realizar el proceso electoral “fuera de los plazos” señalados en los estatutos. A partir de esta determinación que se excede de sus atribuciones, facilita que se eslabona el amañamiento del proceso electoral del SUTUC; para claridad del lector, hemos elaborado la siguiente tabla comparativa entre los plazos estatutarios y los plazos aprobados por un Congreso General a modo, que, por otro lado, su composición está en duda hasta no mostrarse las actas correspondientes de las asambleas delegacionales para confirmar que se llevaron a cabo, en plena pandemia, en forma y tiempo para elegir a los delegados al Congreso.

En el cuadro anterior podemos ver que, en puntos sensibles de todo proceso electoral, hay reducción de los plazos de la Convocatoria emitida por el Congreso General del SUTUC, sin respetar los establecidos en los estatutos. Si bien es entendible realizar el proceso electoral fuera de fechas no así el reducir el tiempo de los plazos sin fundarlo y motivarlo.

6.- Para Bloque Popular, está fuera de toda lógica que el proceso electoral que se realiza en la etapa de control y reducción del contagio del Covid, cuando el personal administrativo ya tiene alrededor de dos meses de haber iniciado labores y a unas semanas de aperturarse las instalaciones escolares para inicio de la actividad académica presencial, el Congreso General haya reducido, con la anuencia de la Junta de Conciliación los plazos y cancelado la etapa de capacitación e integración de las mesas receptoras del voto; “modificaciones” y “olvidos” que tienen un solo beneficiario y genera más dudas que certezas al proceso electoral. Unas preguntas que brotan; si a criterio del Congreso General no había que esperar hasta la etapa de normalización para la realización del proceso electoral, uno supone que la resolución ha de estar fundada en que los delegados al Congreso observaron y determinaron que había mejora en la situación sanitara y por ello decidieron realizarla; si es así, ¿por qué no fueron respetados los plazos estatutariamente establecidos? Y si no fue así, ¿Por qué no solicitaron un nuevo aplazamiento? ¿Por qué se canceló la etapa de capacitación de aquellos que habrán de integrar las mesas receptoras del voto, que incluye la insaculación de uno o dos meses del año y dos o tres letras del abecedario para, con base a ello, extraer los nombres de los posibles integrantes de las mesas para capacitarlos? Acto que debe ser público. El padrón electoral, debidamente actualizado, ¿será publicado en tiempo y forma como lo marca el estatuto sindical?

7.- Como parte de lo anterior, llama la atención que nadie de los participantes, hasta el momento, haya levantado la voz señalando anomalías en el proceso, lo que pone en duda seriedad de los participantes, porque parecen ser ciertos entonces los rumores de que la otra plantilla “Oportunidad de cambio”, encabezada por César Augusto Vázquez Jiménez, es parte del “juego democrático” para “cubrir” las formas. Si es así, el juego perverso de las autoridades universitarias, “sus” líderes blancos, sus candidatos de paja y asesores jurídicos expertos en manipular estatutos y construir a modo planillas, son los pilotes para que la planilla oficial “Con experiencia y buenos resultados”, de Luis Zamorano logre el “triunfo” electoral. ¡Ojalá nuestro diagnóstico esté errado¡, por el bien de los trabajadores universitarios y de la democracia sindical.

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